martes, 9 de septiembre de 2008

Arte que reta


Trabaja sigilosamente y por lo general durante las madrugadas, normalmente el grafiti es considerado como un crimen, vandalismo puro, símbolo de decadencia en una sociedad, y un acto que ataca contra el orden y la estética de una ciudad.

Así lo ven también voceros de la organización Keep Britan Tidy (subsidiada en parte por el gobierno del Reino Unido, esta campaña británica que existe desde los años cincuenta se enfoca en temas de basura y contaminación urbana), quienes temen que el arte urbano callejero de Banksy glorifique aquello que en esencia es vandalismo.

Banksy, por su seudónimo, ha marcado desde hace diez años las paredes de ciudades alrededor del mundo (entre ellas Londres, Nueva York, Barcelona y la Ciudad de México) con imágenes satíricas enfocadas a la política, la cultura popular y la ética.

Apoyándose de esténciles pinta en los lugares donde menos debería hacerlo, desde ratas apoderándose de ciudades, niñas abrazando cariñosamente misiles o policías orinando en las calles.

Se trata de un artista crítico, de ingenio y talento que debe parte de su éxito al misterio que guarda su imagen; nadie lo ha visto. Aquellos que lo han entrevistado ni siquiera están seguros de que fue con el con quien dialogaron. Sin embargo, desde el 2003 ha ido construyendo fama alrededor del mundo, fanáticos caminan sin rumbo las calles de Londres con la excusa de correr con suerte y encontrarlo grafiteando.

Su trabajo se conoce principalmente por su circulación en Internet, sus obras son transitorias, en cuestión de horas son eliminadas por personas poco tolerantes del grafiti; eso, y debido a que por controvertidas ponen más de un par de pelos de punta.

Su argumento, que su trabajo es la forma más honesta de hacer arte que existe, no es elitista ni requiere de adulaciones. Los que realmente desfiguran las ciudades son las compañías que imponen sus enormes anuncios publicitarios, haciéndonos sentir inadecuados si no compramos lo que ofrecen.

Para el artista Inglés aquellos que gobiernan las ciudades no entienden el grafiti porque piensan que lo que no implica una ganancia, no debe existir.

En la imagen un hombre desnudo cuelga de una ventana mientras un esposo celoso se asoma a la calle y la esposa culpable espera. Hecha por Banksy en la pared de un edificio de gobierno en Bristol, Inglaterra. Apoyando peticiones populares (el 97% votó por que lo dejaran), el gobierno de la ciudad decidió que permaneciera ahí.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Objeto

Lapislázuli, pero no en columnas de palacios majestuosos en San Petesburgo o en esplendorosas catedrales de Europa del Este. Tampoco en un amuleto como lo habría sido en el antiguo Egipto, ni será demolida y convertida en polvo para ser utilizado como pigmento azul en la Europa Medieval. Mucho menos una joya más, aunque un material tan sublime, hoy, seguro adornaría largos y elegantes cuellos.

En esta ocasión, de la piedra semipreciosa emerge un rostro vaporoso y casi incidental. Es la cabeza de un niño, casi de un pájaro hecho de roca donde toda decoloración, grieta o abolladura accidental, asemejan cascadas espumosas o cielos del color de un óleo de Fra Angelico.

La piedra explotada ya por más de 6 mil años se deja vencer, es cincelada y modelada y entre sus remolinos surge una idea que como en el poema de Keats, Lapis lázuli1, nos ayuda a encontrar tranquilidad en medio del caos.