lunes, 27 de abril de 2009

Technology and Wisdom

TECHNOLOGY AND WISDOM
Emmanuel G. Mesthene

En la lectura, Mesthene establece que aquello que es específico de nuestra era no es el desarrollo de la tecnología y la ciencia. Hoy en día ya no nos sorprenden tanto los avances científicos y tecnológicos, de alguna manera ya los esperamos. Antes los inventos humanos eran únicos y transformaban al mundo, hoy ya no nos sorprenden de manera radical. La tecnología es menos revolucionaria mientras reconocemos y buscamos el poder que nos otorga. Nuestros inventos son cada vez menos frecuentes y cada vez más tomados por hecho.

Hoy, mas bien nos caracteriza esa acumulación de poder físico que nunca antes habíamos tenido. En nuestra época aspiramos a alterar el poder que el mundo natural siempre ha ejercido sobre nosotros. Durante mucho tiempo el ser humano supuso los límites del mundo natural y hoy rompe esas barreras que siempre creyó que eran insuperables.

Mesthene nos dice que por fin logramos llegar a un momento donde controlamos la física, cosa que antes no podíamos hacer, y esto ha roto los parámetros que la naturaleza nos imponía.

La tecnología no es ni buena ni mala. Mesthene recalca la tecnología puede ser considerada mala porque tiene un potencial negativo, aunque nos puede ayudar a curar enfermedades o a propagarlas por el mundo, a liberar millones de esclavos o a esclavizar a millones de personas. La tecnología puede ser lo que nosotros queramos que sea. Tenemos la capacidad de dirigir la tecnología y deberíamos como humanos dirigirla.

Para ello, Mesthene plantea que tendríamos que preguntarnos para que queremos la tecnología, cosa que no hacemos. La estamos desarrollando sin antes preguntarnos que queremos de ella.
Es un hecho que la tecnología tiene puntos negativos. Sin embargo, en realidad tiene dos caras: una que está llena de promesas y otra que puede desanimar y derrotarnos. A pesar de que están las fuerzas negativas, puede también verse como liberadora. Todo depende de cómo decidamos emplearla. Puede por ejemplo ser liberadora si la enfocamos en que máquinas hagan el trabajo mecánico para dejar a los hombres dedicar su tiempo en otras cosas. Se puede hacer sin privar a gente de trabajo si se hace dentro de un sistema que educa a las personas que normalmente harían estas labores para que puedan aspirar a un trabajo más allá de lo realizable por una máquina.

“Failure of the nerve” es otro punto que Mesthene considera que define nuestra época. Se refiere a que volvemos a ser como los griegos quienes consideraban que no había nada en la naturaleza de la existencia o del hombre que no se pudiera conocer. La mezcla de culturas, entre otras cosas, terminó con esta idea dejando un campo de conocimiento que solo Dios podía determinar. El “failure of the nerve” caracterizaba a hombres que cada vez más se dirigían a Dios para que hiciera por ellos lo que no confiaban que podían hacer por ellos mismos. En este sentido, Mesthene considera que volvemos a tener la confianza de aquellos griegos.

El autor menciona que nos hemos enfocado en desarrollar la tecnología y no la moral del hombre. Cita a John Dewey quién lo advirtió años atrás: “Hemos mostrado la suficiente inteligencia en el campo físico para crear los nuevos poderosos instrumentos de ciencia y tecnología. No hemos aún tenido la suficiente inteligencia para usar estos instrumentos deliberadamente y sistemáticamente para controlar sus operaciones sociales y consecuencias.

No se trata tanto entonces de que podemos hacer, en realidad sabemos que podemos hacerlo todo. El compromiso al intelecto universal conlleva responsabilidad moral. El verdadero reto está en saber que debemos de hacer.

lunes, 20 de abril de 2009

CULTURA POPULAR CULTURA DE MASAS

CULTURA POPULAR CULTURA DE MASAS
Amalia Signorelli

En su texto, Amalia Signorelli cuestiona la existencia de una cultura de masas y si ésta puede en dado caso suplantar a la cultura popular.
Plantea al ciudadano global portador y partícipe de la cultura de masas y advierte sobre el perfil específico que tiene este ciudadano. Es aquel acreedor de un modesto bienestar; no pertenece a una tradición que lo vincule a algún lugar y lo mantenga arraigado a tradiciones; es escolarizado, aunque su educación es mediocre; y mantiene una relación con los medios masivos (especialmente la televisión) de quienes extrae la mayoría de su sistema de significados.

Para definir la cultura de masas plantea la dicotomía que representa, al por un lado ser una imposición de una cultura dominante, pero por el otro libera del aislamiento. Se plantea dos hipótesis para explicar si la cultura de masas es negativa o positiva.

Por un lado advierte que la cultura de masas es culpable de la homologación y de que así se hayan ido perdiendo características distintivas de las diferentes culturas. No considera que sea buena ya que sustituye los bienes tradicionales, imponiendo una cultura prefabricada que empobrece las tradiciones al mismo tiempo que puede ser utilizada como un instrumento de dominación.
Su segunda hipótesis se opone a la anterior. Considera a la cultura local como auténtica, liberadora y autónoma.

La autora desecha ambas hipótesis porque las considera que no analizan ningún fundamento estructural. Signorelli tiene otra propuesta para acercarnos a la cultura popular y cultura de masas. Dice que hay que partir de la base estructural donde surge el conflicto entre ellas. Lo hace a partir de Gramsci quien liga las diferencias culturales (entre cultura popular y cultura de masas) a las relaciones entre clase popular y clase subalterna. Al hacer esto interpreta las distinciones entre las clases o culturas como producto e instrumento de la estructura clasista de la sociedad. Para hacer este tipo de análisis, primero hay que entender que no existen grupos aislados o semi-aislados.

La integración de los grupos no implica la ampliación de una cultura. No es una cultura que integra a las culturas, en realidad todas las culturas se integran en un sistema de dominación centralizado. Hay casos en donde la integración se da imponiendo una cultura utilizando la fuerza.

Así, por un lado hay un estímulo a la homologación y por el otro hay demandas de diversificación. Entre estos estímulos hay tensión. Esa tensión caracteriza a la sociedad de masas.

La cultura de masas puede convivir con las culturas locales, no necesariamente acaba con ellas porque existe una relación entre las dos. Como la teoría de Gramsci que menciono anteriormente, no podemos definir a las dos culturas por oposición ni por un principio de dominio. Para hacer el análisis de relación hay que dividirlas en culturas hegemónicas y las subalternas. No hay sentido en decir que una cultura es dominante cuando es la cultura de las clases dominantes.