sábado, 21 de febrero de 2009

¿Por qué flosofía? I y 2

Xavier Rubert De Ventós, ¿Por qué filosofía?
Capítulos:
1. De la importancia de no verlo claro
2. Desde la percepción y las imágenes.

El libro se aproxima a la idea de cómo todos filosofamos al dudar, al no estar satisfechos con las explicaciones del funcionar de las cosas que nos han dado. De esta manera filosofar es estar inconforme.
Es importante no entender por completo las cosas. No verlo claro, porque esa falta de claridad implica que le vamos a dar vueltas a las cosas, buscarle una explicación o justificación.
Por el otro lado, aquello que no nos importa, no cuestionamos. Como nos importa poco asumimos que ya los sabemos. Cuando no estamos interesados evitamos tenernos que dar cuenta de todo lo que ignoramos al respecto. El que pretende entender todas las cosas es el que no está informado.
De Ventós liga nuestra necesidad por saberlo todo y explicarlo todo a la neurosis y a que aún somos seres primitivos. Esta necesidad de interpretar y conocer todo no refleja nuestra búsqueda por conocimiento sino nuestra necesidad de apaciguamiento. Entenderlo todo nos permite controlar y de esta forma poder estar tranquilos. Sin embargo, es aceptar que no sabemos todo lo que nos hace libres.
Para filosofar hay que aceptar que no vemos las cosas claras, no pretender saber todo, atreverse a no saberlo todo. La filosofía duda. Filosofar es desconfiar de las explicaciones que nos dan tranquilidad, es ir más allá.
Actualmente todos tenemos un poco más de filósofos. Mientras antes nos preguntábamos por cómo hacer una cosa, hoy preguntamos qué son esas cosas.
Las ideas preconcebidas con las que hemos crecido, más allá de revelarnos la verdad, colocan sobre nuestros ojos un velo de ignorancia. Estas ideas en realidad nos limitan, y aunque tengamos que ver la vida con presuposiciones, el error está en conformarse con ellas. Por lo mismo, a veces lo que creemos o queremos ver no nos deja identificar o valorar las cosas que tenemos frente a nosotros. Tener una idea preconcebida nos predispone, por lo que a veces para entender algo tenemos que olvidar lo que queremos saber.